El mejor banco de pruebas he sido yo misma, desde el año 2015 me cuido de manera consciente, fue una acción sin expectativas que me abrió el camino a lo que hoy me dedico.

Estudio y me sumerjo en procesos para responder mis propias preguntas a la vez que consolido cimientos: neurociencia aplicada al comportamiento, coaching, bienestar corporativo, palabras y lenguaje, nociones de yoga y la contemplación en las diferentes tradiciones sostienen la visión desde la que observo.

Dice uno de mis mentores temporales: “formarse, dar forma, accionar”, aprendes, experimentas, integras y compartes.

Me encantan los animales, leer, el mar, comer japo con mi madre, la risa de mi marido, la historia de mi nombre, el petricor, la brisa, y el ronroneo de mi gata.

Mi agenda se cierra dos veces al mes para dedicarlo al voluntariado en el que colaboro.

Cada día dedico lo que hago “en beneficio de todos los seres sintientes”.